jueves, 16 de mayo de 2013

Banda Aparte (1964), de Jean-Luc Godard.

Aquí están los tres: Odile, Franz y Arthur.
Dos ladrones de poca monta junto a esa joven que, en medio de la clase de inglés y sin prestar atención a la profesora, saca el espejo de bolsillo para preguntarse en francés, si quitarse las gomas del pelo o no.  He ahí el mayor dilema en los años de juventud: Coletas o no coletas. Y a la mierda Shakespeare. Y a la mierda Thomas Hardy.

Al final Odile se suelta el pelo. Y entonces Odile sonríe. Odile fuma. Odile besa. Odile odia. Odile baila. Odile se vuelve poeta en el centro de la tierra. En esos días sacados de una historia de Kafka y un artículo de Larra lo mejor que se puede hacer es dar al Play y ver esta película. Como Odile también quiero fumar, bailar, sonreír, besar. Atravesar el Louvre con ellos, con el abrigo, las bailarinas y la falda escocesa, corriendo, corriendo, corriendo y en nueve minutos y cuarenta y tres segundos batir el récord de Jimmy Johnson de San Francisco. Correr, correr, ¡dos segundos menos que la marca de él!  Lo que importa no es contemplar los cuadros, sino pasarlos de largo. Atravesar el Louvre. Sin mirar atrás.Sin la mole del pasado. Llegar hasta el final.


Y mientras que los demás siguen observando los Giotto, los Rubens y los Rembrand  nosotros nos largamos en el descapotable, tragándonos las aceras, dejando que las gotas de lluvia choquen contra el cristal, contra nuestros cuerpos, poniéndonos el sombrero, quitándonoslo y volviéndonoslo a poner. Arthur&Franz con Odile en medio: leyendo, derrapando.
Cuando piensas que ya no queda rastro de silencio (músicos locos, lavadoras, secadoras, móviles, televisiones y radios) te pones “Banda Aparte” y descubres que todavía es posible el milagro de un minuto de silencio. Shh. Ningún sonido. Ya que no tenemos nada que decir guardemos un minuto de silencio, dice Franz. Vale, dice Odile, uno, dos, tres… Y entonces callan, y todo se queda en silencio. Ni las voces de los camareros, ni los vasos chocando contra las copas, ni las bolas de billar. Nada se oye en este bar en el que están los 3 perdiendo el tiempo. Dios, un minuto de silencio, dedicarse a perder el tiempo, silencio, silencio, silencio, no pensar en nada. Qué gusto.Y nos gusta tanto que rebobinamos la secuencia para recuperar ese minuto  que nos regala Jean-Luc Godard. Aquí están los tres metidos en esa burbuja silenciosa:


Aunque un minuto de silencio puede durar mucho. Un verdadero minuto dura una eternidad. Godard lo sabe, y por eso, ese minuto contenido en la película equivale a 36 segundos de nuestro  reloj de pulsera y  el de pared. Tenemos que reconocerlo, el silencio total da miedo. Mejor acompañado del ruido de las teclas del ordenador. Y de los pasos de un baile. De baile y teclado, los dos bien mezclados. Mientras ellos bailan yo tecleo entre paréntesis los sentimientos de cada uno de los tres:  

(Arthur se mira los pies pero piensa en la boca de Odile, en sus besos románticos. Odile se pregunta si se han fijado en que sus pechos se mueven debajo del suéter. Franz piensa en todo y nada. No sabe si el mundo se convierte en sueño o el sueño en mundo.)


“Banda aparte” va sobrada de frescura. De humor, de amor al cine, de tigres de Bengala, de bicicletas y juventud,  de cine negro, de presente, de levedad mezclada con pistolas, de silencio, de drama, de algún "te quiero" y de rombos en un jersey. Instantes que, una vez terminado el film, sabes que no regresarán jamás. ¿O quizá sí? Qué sé yo. Paso, pasito, paso.

Fin


Patricia L.D.



10 comentarios:

  1. ¡Qué ganas de verla! ¿Cuántas veces nos hemos planteado dejarnos o quitarnos el coletero?
    Ya sabes lo que me gusta leerte. Como siempre, muy estimulantes tus crónicas.
    Besos
    Consuelo

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    1. Jajaja. Se podría resumir - al menos una parte de nuestra juventud- en aquella canción de Hombres G: "Suéltate el pelo":)Y nosotras indecisas, sin saber si dejarlo atado o suelto.
      Un abrazo,
      Patricia

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  2. Muy buena entrada Patricia. Es enriquecedor todo lo que transmites. La vida está llena de esos momentos. Odile es un ejemplo de "vivir días" y no de "consumir días".

    Tengo ganas de ver la peli.

    Mil gracias!
    Un abrazo.

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    1. Gracias a ti, Ros. Está llena de esos momentos que además he tenido la suerte de compartir algunos contigo:)
      Un fuerte abrazo,
      Patricia

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  3. No nos dices si has visto más cosas de Godard. Si lo haces, te contaré cómo lo conocí.

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  4. Hola! No mucho, sólo dos más:"Vivir su vida" y "Al final de la escapada" Tengo en casa para ver dentro de poco "Todo va bien" y "Masculino-Femenino". Lo que voy encontrando... Y ahora, cuenta, cuenta, ¿cómo conociste a Godard? ¿Qué película me recomendarías de las que has visto?
    Un saludo y gracias por parsarte por aquí,
    Patricia

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    1. Fue en un viaje a Paris con 5 en un "Floride" (dos plazas) a un hotel que cerró la policía poco después. En la filmoteca francesa, hablando con H. Langlois, su director entonces, al que explicaba nuestros planes con un cineclub y una asociación de cine.
      Las tres que has visto me parecen las mejores. La nouvelle vague parece envejecer bien. Conoces el neorrealismo italiano y el free cinema? Y las escuelas del Este? Y a Dreyer?
      Aunque creo que el mejor cine es el americano, en Europa hay maravillas.

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  5. ¡Muchas gracias por dejar tu anécdota! Voy viendo/leyendo poco a poco todo lo que puedo:-)Un saludo,
    Patricia

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