domingo, 2 de marzo de 2014

ANA MARÍA MOIX (Barcelona, 1947- 28 de febrero de 2014)

Julia, Ana María Moix
Lumen, 2002
240 páginas
Tapa dura con sobrecubierta
15,90 euros
<< Notó la almohada húmeda pegada a la mejilla. Siempre sucedía lo mismo: empezaba por sentir miedo, conseguía tranquilizarse pensando en Eva y, luego, era incapaz de detener sus pensamientos. Encendió la luz de la mesilla. La iluminación de las lámparas pequeñas no le gustaba: media habitación quedaba en la penumbra y temía descubrir extrañas imágenes por los rincones. Le recordaba las iglesias, los velatorios, el interior de la tumba de Romeo y Julieta que tanto miedo le dio al ver la película. Había ido a ver Romeo y Julieta con Rafael, Ernesto y Aurelia en un cine cercano a casa donde les dejaban entrar aunque el programa fuera no tolerado para menores. La película, entonces, le dio mucho miedo: salían muertos y ataúdes. Aurelia tenía la costumbre de cantar mientras trajinaba por la cocina. Después de haber visto aquella película, Julia se tapaba los oídos cada vez que Aurelia se ponía a cantar si vas a Calatayud. Cada vez que Aurelia lanzaba Calatayud por los aires, Julita recogía ataúd sin poder remediarlo. Por la noche, al acostarse, trataba de no pensar en muertos ni cementerios; pero le venía a la mente la palabra Calatayud e inmediatamente veía un ataúd. Y dentro del ataúd estaría Mamá, seguro. La imaginaba metida dentro de féretro y cuatro velas encendidas alrededor. No la vería nunca más. Se quedaría sola para siempre con Papá, que nunca estaba en casa, y con Ernesto y Rafael, quienes andaban continuamente tras ella deshaciéndola los lazos de las trenzas y diciéndole por lo bajo cosas horribles para hacerla llorar: Te volverás negra y Mamá te venderá a un circo. Mamá reía cuando Julita le contaba: Los chicos dicen que me venderás a un circo y allí me harán pasar el plato. Julia se enfadaba cuando Mamá se burlaba de ella, pero pensaba que aún sería peor cuando Mamá hubiera muerto: nunca más estaría con ella. Entonces se acordaba de Bambi, solo por los bosques después de que su mamá muriera en la cacería, y de otras películas como Los marcianos llegan a la tierra y Cuando los mundos chocan, en las que morían miles de personas y se veían las ciudades inundadas por las aguas. De vez en cuando aparecía algún niño solo, llorando en el tejado de una casa que permanecía en pie. Pensar en la muerte de Mamá le producía un dolor inmenso, apenas podía respirar. Por eso no quería pensar en Romeo y Julieta, ni acordarse de Calatayud, porque inmediatamente veía el ataúd y, luego, a Mamá, muerta.>> pp.26 y 27. 

sábado, 25 de enero de 2014

UN ÁRBOL CRECE EN BROOKLYN, de Betty Smith.



Un árbol crece en Brooklyn, de Betty Smith.
Debolsillo,2010.
Traducción de Rojas Clavell
512 págs. 9,95 Euros.

-En el mundo no hay lugar como éste-dijo Francie.
-¿Como cuál?
-Como Brooklyn. Es mágico, no es real…

          



La sensación que me ha dejado Un árbol crece en Brooklyn es la misma que me dejan las películas de Frank Capra (Qué bello es vivir, Juan Nadie, El secreto de vivir…) o la misma que me dejó aquella serie en blanco y negro titulada La pandilla. Una sensación que asocio a “lo entrañable”.

La pandilla (Our gang)

            Todavía escucho el bullicio de Williamsburg (Brooklyn); todavía veo a la protagonista de esta historia, Francie Nolan, esperando que llegue su padre, temiendo que regrese borracho pero ansiosa de escucharle subir las escaleras, que entre en la habitación  y  la llame Prima Donna, y si es cantando entonces ella será la niña más dichosa del mundo:

En Dublín, ciudad encantada,
las muchachas son tan bellas…
Allí fue donde conocí…

Veo a su hermano Neeley, saliendo junto ella a comprar la carne que les ha encargado su madre, tan trabajadora, todo el día fregando; también veo a los dos consiguiendo un gran árbol de Navidad; y les veo leyendo, primero una página de la Biblia y a continuación otra de Shakespeare: ese pan que no les va a faltar, pan de papel, de letras sagradas y laicas. Veo a Francie con la taza de café entre las manos, sintiendo su calor, el aroma.

            He disfrutado metiéndome en el mundo de esta familia, ver cómo no es necesario salir en busca del Anillo Único,  ni pasar por multitud de odiseas para vivir un sinfín de aventuras. Cotidianas, sí, pero aventuras al fin. Cotidianas como coger unos patines ajenos para darse el gusto de dar una vuelta a la manzana sobre 8 ruedas. Cotidianas como ir a la biblioteca y seguir leyendo los autores que empiezan por la “A”, porque Francie quiere leerlo todo, absolutamente todo; como la ternura de los besos del padre; pasear y observar la droguería, la pastelería y la tienda de té; cotidianas como decir la primera mentira deliberada, ser pillada y saber al instante que una quiere ser escritora.

            Betty Smith, la autora de Un árbol crece en Brooklyn,  dijo que el libro tenía bastante de su biografía. No es difícil intuir que ella no sólo era Francie, también el árbol del título: Todo ser se esfuerza por subsistir. Miren ese árbol: crece a través de las rejas, no recibe sol y sólo tiene agua cuando llueve. Brota en tierra áspera y es fuerte porque su persistente lucha lo fortalece. P.103.

             Betty Smith con la perspectiva que da el paso del tiempo transformó el lugar en el que transcurrió su dura niñez y adolescencia así como sus experiencias en una bonita declaración de amor: Un árbol crece en Brooklyn es su Brooklyn; y supo ver que junto a  las penurias que vivió su familia también se podían contar momentos de alegría (o al menos eso es lo que le hubiese gustado a ella y por eso así lo contó: ventajas del arte de ficcionar).

            Elia Kazan se encargó de la adaptación de la novela (si no la han visto la encontrarán como “Lazos humanos”) en 1945. Fue su primera película. James Dunn (en el papel de Johnny, el padre de Francie) se llevó el Óscar a actor de reparto. Estuvo nominada a Mejor Guión. Y Peggy Ann Garner (en el papel de Francie) se llevó el Premio Juvenil de la Academia.


            Prefiero que pase un tiempo desde que termino un libro hasta que veo la adaptación y de este modo evitar las comparaciones, pero en esta ocasión la vi justo el mismo día que terminé la lectura. Creo que merece la pena, ese lado “entrañable” que comentaba al principio está en la atmósfera, en los personajes, aunque me hubiese gustado disfrutar una adaptación de Capra. La historia de Betty Smith es muy Frank Capra. O así me lo parece.

Sobre la tierra de los libres
y el hogar de los valientes…

Patricia L.D.
           
  
          Betty Smith, cuyo verdadero nombre era Sophina Elisabeth Wehner, nació en 1896 en Brooklyn, hija de inmigrantes alemanes. Se dedicó primero al mundo del teatro, pero el éxito extraordinario de Un árbol crece en Brooklyn, publicada en 1943, la convirtió en una escritora famosa y la animó a seguir la carrera de novelista con otros tres textos narrativos.

            Casada dos veces y madre de dos hijas, la autora murió en su casa de Chape Hill (Carolina del Norte), en 1972. 

miércoles, 1 de enero de 2014

LAS 10 LECTURAS Y LOS 10 ESTRENOS DE CINE (2013)

 LOS DIEZ LIBROS QUE MÁS HE DISFRUTADO EN EL 2013:

1. La luz difícil, de Tomás González.
2. Ha dejado de llover, de Andrés Barba.
3. Solo, de Strindberg.
4. Soy una caja, de Natalia Carrero.
5. La abadía de Northanger, de Jane Austen.
6. Caminar, de Thoreau.
7. La libertad según Hannah Arendt, Maite Larrauri.
8. Sostiene Pereira, de A. Tabucchi.
9. Diario 1926, de Robert Walser.
10. Persona, de Julián Marías.

DE LAS PELÍCULAS ESTRENADAS EN EL 2013 ME QUEDO CON:

1. Antes del anochecer, de Richard Linklater.
2. La vida de Adéle, de Abdellatif Kechiche.
3. Blue Valentine, de Derek Cianfrance.
4. 12 años de esclavitud, de Steve McQueen. 
5. The Master, de Paul Thomas Anderson.
6. Amour, de Michael Haneke.
7. Sólo Dios perdona, de Nicolas Winding Refn.
8. Lincoln, de Steven Spielberg.
9. Las ventajas de ser un marginado, de Stephen Chbosky.
10. Tomboy, de Céline Sciamma.


PATRICIA L.D.